Es el otro cuadro hecho en Pantomima que nos enseña de una manera divertida la forma adecuada de comportarnos en diferentes espacios. La complicidad de los espectadores, los efectos de sonido y la claridad en el montaje de Pantomima, le proporcionan la versatilidad, comicidad y moraleja que el cuento necesita.
Un concierto de piano ofrecido por un mimo, es interrumpido por otro que estornuda ferozmente y se ríe a carcajadas irrespetando el acto, a lo cual el público reacciona haciendo que este abandone el recinto. Continúa el concierto y el mimo expulsado regresa para hurtar el piano. El mimo afectado llora como bebé y con la ayuda del público, hacen una trampa con la que capturan al mimo que robó el piano y al final de tantas luchas y juegos divertidos logran que el perdón y la reconciliación sean los aspectos destacados en esta historia ofreciendo un concierto entre los dos.
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